Decada 70-Ante todo un club de montaña

Siempre en progreso con los tiempos y en contacto permanente con la realidad social circundante, el Ganguren, como ente plural y popular, deberá entrar a discutir temas muy diversos al final de la década.

Un caso concreto es el seguimiento de la oposición a la central nuclear de Lemoniz, a partir de 1978. A este respecto, el 13 de Abril se presenta un voto de censura hacia el presidente, por firmar una carta para que el ayuntamiento de Galdakao se pronuncie sobre el tema. Preguntado por las atribuciones de la directiva, José Luis Espilla se muestra firme al recordar que fue elegido para representar al club en este asunto, que no considera político, pues la postura del club como tal debe ser: "... la de defensor de la naturaleza y la de oponerse a la central, por remota que sea la posibilidad de alterar el entorno ecológico."

En relación con esta línea ecologista, están otras manifestaciones de la directiva en las que se pide "colaboración para la conservación de la naturaleza".

La controversia alrededor de Lemoniz vuelve a ponerse de manifiesto a la hora de decidir intervenir en una moción para paralizarla. Si bien en una primera ocasión el Ganguren opta por abstenerse, al año siguiente, acepta firmar la petición.

Del mismo modo, en este período de apertura ideológica se delimitará la independencia necesaria para el club, debido a la variedad de gentes e ideas que aglutina. Por ejemplo, al debatir la representatividad de los directivos se les concede un voto de confianza, especificando: "... que no abarca lo político, aunque sea difícil separar lo cultural de lo político, cuando se entremezclan políticos que quieren hacer cultura. "

El contenido de las opiniones vertidas sobre estas cuestiones no puede ser más directo cuando se apunta que la directiva del Ganguren la deben formar "montañeros".

Hecha esta aclaración, el club mantendrá a la vez una postura de defensa de la cultura vasca. Bajo la presidencia de Josu Altuna, uno de los fundadores, se colocará en el local social la bandera con los colores del grupo montañero acompañada de la ikurriña, en un evento amenizado por txistularis. Su mandato estuvo caracterizado por multitud de proposiciones. Entre las que siguieron adelante, estaba potenciar la combinación monte-cultura en las excursiones, incluyendo en los recorridos lugares de interés histórico-artístico.

Al hacer balance de estos diez años, el único punto preocupante es el declive da la asistencia de socios a las actividades oficiales, aún cuando los destinos son verdaderamente atractivos. Por lo demás, la variedad de temas y el dinamismo de las asambleas, nos hablan de la capacidad del club para adaptarse y evolucionar con las circunstancias tanto deportivas como sociales.

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